Muchos expertos consideran que los dos físicos más famosos de la historia padecían síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista descubierto en 1944 por el médico austriaco Hans Asperger. La coincidencia no resulta extraña si tenemos en cuenta que Hans escribió: "[…] las personas autistas, a pesar de ser intelectualmente intactas, consiguen siempre el éxito profesional, normalmente en profesiones altamente especializadas, preferiblemente de contenido abstracto.
Hemos visto un gran número de personas cuya habilidad matemática determina sus profesiones: tecnólogos, matemáticos, químicos industriales… Una buena actitud profesional es ser firme y resuelto y estar decidido a abandonar toda una serie de intereses".
En el caso de Albert Einstein, Simon Baron-Cohen, experto en autismo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), asegura que la tríada formada por la ausencia de relaciones sociales, dificultades para la comunicación y un comportamiento rutinario y obsesivo durante su desarrollo llevan a la conclusión de que padecía síndrome de Asperger. Y a sus argumentos se suma que su hijo Hans Albert Einstein decía de él: "De niño se portada muy bien. Era tímido, solitario y ya en su infancia parecía vivir aislado del mundo". Según Baron-Cohen, todo esto no es incompatible con "la pasión, el enamoramiento y el sentido de la justicia" de los que Einstein hizo gala.
En cuanto a Isaac Newton, un estudioso de este genio escribió sobre él que "siempre estaba estudiando, raramente recibía visitas o visitaba a alguien… No tenía ningún pasatiempo, tampoco le gustaba salir a pasear ni hacer ejercicio, para él todo lo que no fuera estudiar suponía una pérdida de tiempo". Se cree que otras personas tan brillantes como Miguel Ángel y Beethoven pudieron padecer el síndrome de Asperger.
¿En qué consiste el síndrome de Asperger?
El síndrome de Asperger es un trastorno que se encuadra dentro de los trastornos del espectro autista. Se caracteriza porque la persona afectada manifiesta intereses limitados o una preocupación inusual y obsesiva con un objeto o un tema en particular, llegando a excluir otras actividades y temas de conversación. Tener síndrome de Asperger no es sinónimo de ser menos inteligente, más bien todo lo contrario y es que hay quien posee una inteligencia por encima de la media. Las personas que padecen síndrome de Asperger muestran rutinas o rituales repetitivos, así como una tendencia a hablar de manera demasiado formal o monótona y a interpretar figuras retóricas e ironías de manera literal. A veces, su lenguaje corporal es inexistente. También exhiben un comportamiento social y emocionalmente inadecuado y se muestran incapaces de interactuar exitosamente con los demás. La torpeza física y la ausencia de empatía hacia los demás son otros rasgos característicos de la enfermedad, que se suele diagnosticar en edad escolar.
Síntomas
Los signos y síntomas del síndrome de Asperger pueden variar mucho y aparecer durante el primer año de vida. Estos son los más comunes:
Intereses restrictivos y repetitivos. Con esto, estamos haciendo referencia a que la persona se convierte en experto en un tema, excluyendo todos los demás. Esto suele implicar recopilar, numerar o enumerar incansablemente.
Discurso formal o distinto: es posible que se produzca falta de ritmo o entonación a la hora de hablar. El discurso puede resultarnos plano, monótono, inusualmente lento o rápido -sin importar el tema de conversación-, o el volumen puede ser inapropiado para lo que estamos acostumbrados.
Rutinas: las personas con síndrome de Asperger suelen tener reglas y rituales que mantienen metódicamente para reducir la confusión. Cambiar la rutina puede provocarles ansiedad.
Aislamiento social: la tendencia a hablar únicamente sobre un campo en particular, en el que se es experto, y la pobre habilidad para relacionarse con los demás pueden conducir al aislamiento. Las personas con este síndrome pueden parecer distantes y retraídas. Para ellas hacer amigos y mantenerlos puede ser todo un desafío.
Retraso en el desarrollo motor: la mala coordinación puede dificultar la realización de tareas tan simples como atarse los cordones de los zapatos.
Problemas con la proximidad: pueden experimentar dificultades para saber cómo de cerca deben estar con otra persona mientras hablan.
Los chistes, el sarcasmo y la ironía pueden causar angustia y confusión: es posible que tengan una visión muy literal del mundo, de ahí que les cueste entender la ironía y el humor, lo que puede conducir nuevamente a la frustración y a la confusión.
Dejando de lado las dificultades, todo aquello relacionado con la lógica y la memoria resulta fascinante para una persona con Asperger. Pueden ser excepcionalmente hábiles en matemáticas, informática y música.
Fuente: Muy Historia