La contaminación del aire aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias y reduce el rendimiento tanto cognitivo como físico
El sistema alimentario es una de las principales causas de la contaminación del aire, con impactos significativos en la salud humana. De particular importancia son las emisiones de metano y de amoníaco que se generan cuando se manipulan y aplican a los campos estiércol y otros fertilizantes. Adoptar una dieta más saludable probablemente sea una intención de muchas personas, lo que podría cambiar aquella ecuación, pero a menudo resulta difícil hacer esa transformación.
Sin embargo hay buenas razones para persistir en tomar decisiones deliberadas sobre lo que hay en el plato, porque no sólo afectan la propia salud, sino que también hacen lo propio con la del planeta.
La producción y el consumo de alimentos representan un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Si no se controlan, probablemente agregarían suficiente calentamiento adicional como para llevar la temperatura promedio de la Tierra a más de un aumento de 1,5°C en la década de 2060.
Actualmente, las investigaciones también sitúan la contaminación del aire en la lista de problemas causados por la agricultura. La cría de animales, en particular, es una fuente importante de emisiones de amoníaco que reaccionan con otros contaminantes para formar partículas finas, las que pueden causar problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón y diabetes.
Un estudio reciente, publicado en Nature Communications, revela que pasar de las dietas actuales a otras más saludables y basadas en plantas podría prevenir hasta 236.000 muertes prematuras en todo el mundo e impulsar el PIB global, simplemente mejorando la calidad del aire.
Dietas más saludables, aire más limpio
Según la Organización Mundial de la Salud, en 2019 hubo cuatro millones de muertes prematuras relacionadas con la contaminación del aire exterior. La agricultura es responsable de aproximadamente una quinta parte de estas muertes.
Los especialistas de este documento estudiaron qué pasaría con la calidad del aire si las personas de todo el mundo adoptaran dietas más saludables y mejores para el medio ambiente. Esto incluye opciones más flexibles con menos carne, dietas vegetarianas sin ella o veganas sin productos animales.
Los resultados muestran que cambiar hacia dietas basadas en plantas podría reducir significativamente la contaminación del aire. Las zonas con mucho ganado, como Bélgica, los Países Bajos, el norte de Italia, el sur de China y el medio oeste de Estados Unidos (en Iowa, por ejemplo, hay ocho cerdos por persona), verían reducciones particularmente pronunciadas en la concentración de partículas finas.
Los especialistas descubrieron que se podrían prevenir más de 100.000 muertes prematuras en todo el mundo mediante la adopción de dietas alternativas. Los beneficios para la salud derivados del aire más limpio se suman a los obtenidos al llevar una dieta más equilibrada.
Estas ventajas para la salud aumentan a medida que la gente come menos productos animales. Por ejemplo, si la mayoría de la población adoptara una dieta basada en planas , el número de muertes prematuras por contaminación del aire podría reducirse en más de 200.000. En Europa y América del Norte, la adopción de dietas veganas podría reducir las muertes prematuras por toda la contaminación del aire en aproximadamente un 20%.
El aire limpio es un aspecto importante, pero que a menudo se pasa por alto, en el entorno laboral. Las investigaciones han encontrado que la contaminación del aire reduce la productividad de los trabajadores en muchos trabajos diferentes, desde granjas hasta fábricas. Por ejemplo, los estudios han demostrado que la contaminación del aire afecta la productividad de los recolectores de arándanos y empacadores de peras.
Nuestras estimaciones sugieren que un aire más limpio puede tener un impacto positivo en la economía. Descubrimos que un cambio hacia dietas veganas podría aumentar el PBI mundial en más del 1%, una ganancia de 1,3 billones de dólares. Mejorar la calidad del aire es sin duda beneficioso para la salud y la economía. Los especialistas sostienen que, por lo tanto, los cambios dietéticos deberían incluirse firmemente entre las políticas de los gobiernos.
Adoptar más dietas basadas en plantas es una estrategia rentable para abordar las emisiones. Pero también disminuye la necesidad de inversiones costosas en equipos de reducción de emisiones para sistemas ganaderos, como depuradores que eliminan el amoníaco del aire.
Esta transformación de la dieta ofrece una amplia gama de beneficios más allá del aire limpio. Lo que incluye un menor riesgo de enfermedades relacionadas con el tipo de ingesta, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la del uso de la tierra, el agua y los fertilizantes para la agricultura. Lograr avances ambiciosos en todas estas áreas al mismo tiempo será un desafío si se confía únicamente en soluciones tecnológicas.
*Marco Springman es el primer autor y autor correspondiente del estudio e investigador del Instituto de Cambio Ambiental de la Universidad de Oxford en el Reino Unido. De la investigación también participaron los científicos Rita Van Dingenen, Toon Vandyck, Catharina Latka, Peter Witzke, Adrian Leip. La información contenida en este artículo periodístico se desprende de la investigación denominada “Los impactos globales y regionales del cambio dietético en la calidad del aire”, publicada en Nature Communications. Además del comunicado de prensa emitido por la Universidad de Oxford.