Así era el museo de Pablo Escobar que fue demolido por orden de las autoridades: “Bienvenidos a nuestra casa, bienvenidos a nuestra historia”
El Museo Pablo Escobar era administrado por Roberto Escobar, alias El Osito, hermano del extinto narcotraficante. Este lugar había sido clausurado desde el año 2018, debido a que la administración de Medellín manifestó que no tenía la documentación necesaria para operar con el Régimen Nacional de Turismo
Entre los objetos que se encontraban en esta casa y que eran propiedad del extinto narcotraficante, Pablo Escobar, eran una colección de más de 90 fotografías, una moto acuática, la mítica moto de James Bond y hasta el primer carro usado por el capo con varios orificios ocasionados por balas
El sitio era visitado por turistas nacionales y extranjeros, pero nunca fue autorizado oficialmente. Allí se exponían muchas de las excentricidades del narcotraficante, como carros antiguos, motos y hasta una pared falsa que en otra época le sirvió de escondite.
El hermano de Escobar promocionaba este sitio en TripAdvisor con el siguiente texto: “Aquí encontrarás gran parte de la historia del mítico Pablo Escobar, conocerás, entre otros, la moto de James Bond, de la película La espía que me amó, sus carros… gran cantidad de fotografías. Siempre serás atendido por un miembro de la familia”.
Entre los objetos que se encontraban en esta casa y que eran propiedad del extinto narcotraficante, Pablo Escobar, eran una colección de más de 90 fotografías, una moto acuática, la mítica moto de James Bond y hasta el primer carro usado por el capo con varios orificios ocasionados por balas.
También se encontraban los carteles que emitieron las autoridades, en su momento, de “Se busca”, los cuales fueron impresos en la década de los 90, en los que se ofrecían 10 millones de dólares por brindar información que diera con el paradero de Escobar y todo el cartel de Medellín.
Además, se podía ver la bicicleta de Roberto, un poncho usado por Escobar, el original de su famosa fotografía de Pablo Escobar y su hijo frente a la Casa Blanca en Washington, una colección de camisas, una despedida con un autógrafo del anfitrión, una mesa hueca en la que el capo habría escondido millones de dólares y la famosa avioneta que estuvo durante décadas a la entrada de la Hacienda Nápoles.
Dentro de la experiencia los turistas podían tomarse fotografías dentro de los vehículos y también tenían permitido ingresar a las caletas donde se escondían cuando eran asediados por la Policía.